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China, un mercado crucial para el sector salud

La reforma en profundidad del sistema sanitario chino se inició en 2009. Desde ese año hasta 2012, el Gobierno invirtió 371.000 millones de dólares (unos 267.000 millones de euros) en mejoras de todo tipo que supusieron un aumento del 30 al 95% en el porcentaje de población cubierto por el sistema público de salud. En consecuencia, se generó una mayor demanda de atención sanitaria y el índice de utilización de camas en los hospitales pasó del 36 al 88%.

 

Según las cifras oficiales, en la actualidad, la cobertura médica en China es prácticamente universal: 265 millones de personas están acogidas al Seguro Médico Básico para Empleados Urbanos (BMIUE); 271 millones lo están al Seguro Médico Básico para Residentes Urbanos (BMIUR); y 805 millones al Nuevo Esquema Rural Cooperativa de Seguro Médico (NRMCR). Sin embargo, estos niveles de protección no son gratuitos. Por ejemplo, en el caso del NRMCR, que afecta a la mayor parte de la población, el seguro cubre el 75% de los gastos de hospitalización y hay personas que, sobre todo si padecen enfermedades graves, no pueden afrontar el resto del coste. Dado el nivel de ingresos de la mayoría de los chinos, la sanidad es un bien poco asequible. Según un sondeo de la consultora local Horizon Research Consultancy Group, para el 95% de los encuestados la atención sanitaria es cara.

 

Pero la insatisfacción ciudadana con la sanidad pública no sólo tiene que ver con el precio, también con la calidad. El estudio antes mencionado revela que el 81% de los encuestados califica de difícil el hecho de ver a un médico. Asimismo, las agresiones a personal sanitario en los hospitales chinos son cada vez más frecuentes. Durante el periodo 2008-2012 aumentaron de 20,6 a 27,3 (media anual).

 

Necesidades y oportunidades

Ante este panorama, no es de extrañar que el 18º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, celebrado en noviembre de 2012, adquiriese el compromiso de mejorar el sistema de cobertura y establecer mecanismos de ayuda económica para el tratamiento de enfermedades graves. Un compromiso que está cuantificado. Según Yanzhong  Huang, investigador y experto en salud del Council on Foreign Relations (CFR), un think tank estadounidense, el gasto actual de China en sanidad se triplicará en los próximos seis años hasta alcanzar los 900.000 millones de dólares (unos 650.000 millones de euros).

 

Huang, en una reciente intervención ante la U.S.-China Economic and Security Review Commission, una agencia gubernamental estadounidense que asesora al Congreso sobre relaciones bilaterales entre ambos países, proclamó que la reforma sanitaria en China supondrá interesantes oportunidades de negocio para las empresas extranjeras especializadas en productos farmacéuticos de alto valor añadido, gestión hospitalaria y tecnología sanitaria.

 

En lo que se refiere al sector farmacéutico, China se convertirá el próximo año en el segundo mercado mundial con un volumen de ventas estimado  de 107.000 millones de dólares (77.275 millones de euros). Según estimaciones  de la consultora Deloitte, durante el periodo 2009-2015 la tasa media de crecimiento interanual será del 44%.

 

China está experimentando una profunda transformación también desde el punto de vista demográfico. La política del hijo único, introducida en 1979, ha apresurado el envejecimiento de la población. La tasa de crecimiento demográfico es del 0,49%, lo que sitúa al país en el puesto 174 del mundo. La ONU considera que un país está envejeciendo cuando el 7% de la población supera los 65 años. En China ese porcentaje  era del 13,7% en 2011, unos 110 millones de personas; cifra que aumentará 166 millones en 2020 y a 317 millones en 2040.

 

Envejecimiento de la población, aumento de la esperanza de vida y progreso económico conforman un escenario propicio para el desarrollo de un nuevo mercado: el cuidado de ancianos. En la actualidad, menos del 2% de la población de ancianos utiliza residencias”, asevera Yanzhong  Huang, “pero más del 10% está dispuesto a recibir atención en esas instituciones. En 2020, el número de personas mayores capaces de acceder a una residencia llegará a 22 millones”, concluye. 

 

En agosto de 2013, durante una reunión del Consejo de Estado, el primer ministro chino, Li Keqiang, anunció que el Gobierno animará la inversión extranjera en el sector salud suavizando las restricciones que aún existen para la entrada de capital foráneo. Proporcionar cobertura para 1.300 millones de personas supone un desafío gigantesco que necesita inversión pública pero también participación privada. Actualmente existen unos 13.000 hospitales públicos y, según un estudio de Deloitte, el objetivo del Ejecutivo es construir 986 durante el periodo 2013-2015. Por su parte, la inversión privada está demostrando un gran dinamismo: solo en 2011 construyó 1.372 hospitales, lo que eleva 8.440 el número total de establecimientos. Pero este esfuerzo puede ser menos fructífero de lo esperado si los modelos de gestión no se modernizan, lo que abre un hueco interesante para las empresas especializadas en ese tipo de servicios.

 

Por su parte, en el campo del equipamiento médico, el 70% de los productos son importados según la revista especializada ‘Medical Device and Diagnostic Industry’. Este medio, que cita un estudio de la consultora BMI Epsicom afirma que, durante 2012, las importaciones aumentaron un 20,8%. El pasado año, los sistemas de diagnóstico por imagen representaron el 40,4% del mercado, los consumibles médicos el 16,6%, dispositivos de ayuda al paciente el 14,1%, aparatos ortopédicos el 5,9% y productos de odontología el 3,3%.

 

Potencial español

España está entre los líderes mundiales en cualquiera de los ámbitos que integran el sector salud: productos farmacéuticos, tecnología y equipamiento, sistemas de gestión, biotecnología. Pero, hasta ahora, su actividad internacional se ha enfocado más hacia Europa y Estados Unidos. Unos sectores tan competitivos en los mercados más exigentes del mundo, tienen un indudable potencial en China.

 

La industria farmacéutica española es el cuarto mercado de Europa por volumen de ventas, el quinto por generación de empleo y el sexto en términos de producción industrial. Es también el sector que más invierte en I+D+i: 980 millones de euros, que representan el 19% del total dedicado por la industria nacional en su conjunto (datos de 2011). Y es el quinto mayor sector exportador de España con 9.811 millones de euros (casi el 70% de la producción). Respecto a China, nuestras ventas de productos farmacéuticos han aumentado más de un 300% en los últimos cinco años, totalizando 229,8 millones de euros en 2013.

 

En cuanto al sector de tecnología sanitaria en España, está formado por unas 1.200 empresas que emplean a unas 29.000 personas. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, “nuestro país es pionero en la implantación de soluciones como la receta digital y la historia médica digital”. Asimismo, España es el quinto exportador mundial de tecnología sanitaria. El valor de nuestras ventas exteriores alcanzó los 2.081 millones de euros en 2013, un 5,4% más que el año anterior. Desde 2008, el crecimiento acumulado ha sido del 21%. Los países de la UE-15 representan el 60% del destino de nuestros productos. En cuanto a China, es nuestro duodécimo cliente con unas ventas equivalentes a 38 millones de euros, el 1,8% de las exportaciones.

 

China representa una gran oportunidad para las firmas españolas del sector salud. Pero no hay mercados fáciles. Uno de los principales riesgos de aquel país, extensivo a todas las empresas tecnológicas, es la protección de la propiedad intelectual. “Ha habido un mejora importante en este campo pero se producen continuas modificaciones legislativas que exigen mucho tiempo para interpretarlas y entender plenamente su significado”, advertía Steve Yang, director de I+D de AstraZeneca, una de las grandes multinacionales farmacéuticas en una entrevista publicada por la consultora McKinsey en 2012.

 

En el mismo sentido se pronuncia Fenin, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria: “Las expectativas de crecimiento en China son muy positivas, si bien es cierto que aún hay mucho por hacer en cuanto a temas regulatorios y de propiedad intelectual”,  señala Margarita Sopena, responsable de comunicación. “Esto hace que, sobre todo las pymes que fabrican productos fácilmente replicables, sean bastante escépticas a abrirse a ese mercado”. No obstante, Fenin considera China una prioridad y el próximo año organizará la participación de diversas empresas en CMEF, la feria sectorial de referencia en el país asiático.

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