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Cinco consejos para disfrazar a un niño

  • 1. Controlar el fuego y las fuentes de calor. Muchos disfraces pueden resultar inflamables. Hay que evitar capuchas, pelucas y caretas muy sobrecargadas en las que el riesgo es mayor. Y por supuesto alejar al niño de estufas, bengalas, petardos, fuegos artificiales, mecheros, cigarros encendidos…
  • 2. Comprar un disfraz adecuado a la edad del niño. En el envoltorio del disfraz figura la edad mínima recomendada y también una serie de advertencias e instrucciones que hay que leer atentamente antes de pagar. Con vistas a posibles reclamaciones, conviene guardar la identificación del fabricante y del importador.  
  • 3. Nada de maquillaje en menores de 3 años. Evita que el maquillaje entre en contacto con los ojos. Es preferible usar maquillajes al agua, fáciles de aplicar y quitar. Aunque el logo CE no es una garantía absoluta, más vale comprar productos que lo incluyan. Una buena manera de proteger la piel del niño es extender una capa de crema hidratante y pintar sobre ella. En lugar de pintalabios, mejor barras de cacao con color.
  • 4. Higiene en las lentillas de fantasía. Algunos disfraces incluyen lentes de contacto, pero con los ojos es mejor no jugar. Si se compran en puntos de venta no autorizados, no están sujetas a ningún control. Si pese a todo se van a usar lentillas de fantasía, habrá que tomar las mismas medidas de higiene que con unas lentillas normales: lavar con regularidad tanto las manos como las lentes (y nunca dormir con ellas puestas).
  • 5. Más creatividad y menos consumismo. A menudo los disfraces sirven para ocasiones puntuales (carnaval, Halloween, Navidades, cumpleaños…). En lugar de gastar dinero cada vez que toque, te animamos a estimular tu creatividad y la del niño implicado. Fabricar desde cero un disfraz puede ser tan divertido como llevarlo puesto.

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