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La revolución digital del país debe empezar desde la educación

Los cambios sociales y económicos se producen a un ritmo vertiginoso, motivados por los avances tecnológicos de las últimas décadas. Uno de los sectores que se ve más afectado por esta dinámica es el de la enseñanza. El sistema educativo forma alumnos para un sistema socioeconómico que cambia muy rápido, y si no adapta sus programas académicos a lo que el sistema demanda, las posibilidades laborales de los futuros profesionales se ven mermadas a medio y largo plazo. De hecho, muchas de las profesiones tecnológicas que encontramos hoy en día, no existían hace 10 años.

En países como Francia, Estados Unidos o Finlandia se han impulsado modelos educativos partiendo de este contexto de cambio. Por ejemplo, en Francia el propio gobierno está impulsando una formación de perfil tecnológico a través de una red de 400 escuelas privadas, homologando los títulos y becando a los alumnos que se forman en ellas. Lo mismo ocurre con Estados Unidos en el ámbito de la educación privada, donde el mismo Barack Obama se proclamó Chief Coder de América. Ambos países se han posicionado en los últimos años como líderes en la revolución tecnológica, y en ella se han fundado algunas de las startups más exitosas. En definitiva, su éxito empresarial se ha acompañado con un cambio de modelo educativo.

Según David Monreal, profesional con 20 años de experiencia en el sector online, 12 de ellos en InfoJobs como responsable de innovación y desarrollador de negocio, y fundador de Skylab Coders Academy, España parte en desventaja respecto a los casos anteriormente expuestos, porque el mundo académico de nuestro país aún no ha avanzado hacia una educación funcional en este campo. “En principio, la FP o Formación Profesional tenía esta misión, formar a sus alumnos desde la práctica, con una enseñanza más orientada hacia los oficios, pero la revolución tecnológica la ha dejado obsoleta. Se queda en la superficie de muchas cosas y traslada la formación final a la industria, generando precariedad laboral y fuga de talento también en este sector”.

Una revolución así ya ha ocurrido antes en nuestro país.  En la previa de los juegos olímpicos del 92, se decidió apostar por transformar la ciudad en una referencia en este campo. Este giro estratégico lo soportaron tanto entidades públicas como privadas, entre las que se cuentan diversas escuelas que aparecieron en aquella época para alimentar de profesionales este sector.

Desde finales de los 90 hay escasez de perfiles tecnológicos en el mercado, pero no es solo la cantidad la que se busca, sino también la calidad. En la actualidad, las empresas, especialmente las de base tecnológica o startups, están demandando unos perfiles profesionales que no se están formando adecuadamente para cubrir sus necesidades, y al final son ellas las que tienen que seguir formando a sus trabajadores para que puedan cumplir con las necesidades o requerimientos del negocio. “Los programas académicos no han sabido adaptarse a esta demanda. Se quedan atrasados, desactualizados respecto a las innovaciones de estas empresas. Es necesario que un programa de enseñanza, especialmente de perfil tecnológico, esté sujeto a la actualización constante”. Como muestra, el barómetro del sector tecnológico publicado por CTECNO de los últimos dos años manifiesta la creciente distancia entre las necesidades del mercado y la formación.

Ahora Barcelona ha apostado por ser un Hub tecnológico, pero la oferta educativa no está siguiendo el ritmo del sector. “Si queremos convertirnos en el Silicon Valley del sur de Europa, es imprescindible que la industria educativa empiece a regular y a innovar en este terreno”. Monreal pone algunas iniciativas privadas que pueden servir como punto de partida: la FP Dual impulsada por la Fundación Bertelsmann, en la que el centro educativo y la empresa se corresponsabilizan de la formación del aprendiz; o el meritorio trabajo que en el impulso de las TIC en España está realizando la Fundación Telefónica.

La sociedad demanda a la educación preparar a los futuros profesionales adecuadamente, y para ello debe dar más protagonismo a la práctica y ser consciente de lo que está demandando el mundo de la empresa. Las escuelas y academias que se salen del circuito tradicional de la enseñanza son las que mejor están adaptando su programa académico al mundo de la empresa. En este terreno, la escuela de programación Skylab Coders desarrolla una metodología en la que la capacidad de sus alumnos para adaptarse a los requisitos de los puestos de trabajo de las compañías tecnológicas, se pone a prueba incluso antes de su ingreso en la academia.

Estos boocamps son cursos intensivos de alto nivel que preparan a los alumnos para el mercado laboral actual. “Adaptamos continuamente nuestro temario a las necesidades de las empresas. No sólo en cuanto a tecnologías, sino en las metodologías modernas que demanda el sector”. De hecho, los graduados en Skylab Coders encuentran trabajo pocas semanas después de haber terminado su formación. Las empresas valoran la solidez y calidad del código que realizan, ofreciéndoles una media salarial superior a la de otros programadores provenientes de la FP tradicional.

Más información en http://www.skylabcoders.com/es

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