El Gobierno boliviano prevé que a finales de año, el consumo per cápita de leche en el país supere los 45 litros. De este modo, en los últimos seis ejercicios, la ingesta se habría incrementado un 48%, pasando de 30 a 44,5 litros gracias, entre otros factores, al incentivo a la producción primaria y la promoción de la industria láctea a través del Fondo de Apoyo al Complejo Productivo Lácteo (Pro Leche)

El 15 de diciembre de 2011 se aprobó la ‘Ley de Creación del Fondo de Apoyo al Complejo Productivo Lácteo (Pro Leche)’, con los objetivos de contribuir a la seguridad alimentaria con soberanía, facilitar el acceso de los bolivianos a los productos lácteos, promover su consumo para elevar los niveles nutricionales de la población local y desarrollar el Complejo Productivo Lácteo.

El director general ejecutivo de Pro Bolivia –entidad pública orientada a impulsar la diversificación productiva y la generación de valor agregado-, Óscar Alcaraz, ha informado de que, en 2007, cada boliviano consumía en promedio 30 litros anuales de leche (según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO), un volumen que, durante el primer semestre del año en curso se ha elevado a 44,5 litros (+48%). Según Alcaraz, “el incremento de la demanda se debe, fundamentalmente, a la remuneración justa que reciben los productores primarios a través de los recursos que entrega el Fondo a las industrias lácteas y que permite congelar el precio -del lácteo- a la población”.

En 2012, la producción de leche industrializada en Bolivia llegó a 363 millones de litros, un 20,19% por encima de los registros del curso precedente (302 millones de litros). Por su parte, al cierre de los seis primeros meses de 2013, la cifra ronda los 210 millones de litros, con el objetivo de alcanzar, en el horizonte de 2019, la media regional, fijada en 100 litros.

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