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La difícil decisión de internar a un ser querido en un geriátrico

Cuando las personas alcanzan la tercera edad, a menudo se encuentran en la necesidad de ingresar en una residencia por diversas razones. Esta decisión puede ser una etapa emocionalmente compleja para muchas familias ya que están frente a la disyuntiva de proporcionar los cuidados necesarios a un familiar mayor que, debido a sus necesidades de atención crecientes o a la falta de tiempo y conocimientos para brindar un cuidado adecuado en el hogar, podría beneficiarse de la atención especializada en un entorno geriátrico.

La determinación suele generar sentimientos encontrados en los familiares. Por un lado, pueden experimentar una carga emocional, con sentimientos de culpa y preocupación por la idea de “abandonar” a su ser querido en un lugar externo. Asimismo, existe el temor de que el adulto mayor sienta que es abandonado o experimente resentimiento por la decisión.

Por otro lado, está el reconocimiento de que la proximidad es un punto a favor y, por ejemplo, para familias en Madrid, una residencia geriátrica en Torrelodones, en un entorno cercano a la sierra y bien administrada puede ofrecer una atención integral y especializada que la familia no puede proporcionar por sí sola. Los espacios abiertos, el menor bullicio y las instalaciones especializadas son un acierto.

Esto brinda alivio al saber que el ser querido recibirá la atención médica, social y emocional que necesita, además de la compañía de otros residentes y actividades adaptadas a su nivel de movilidad y salud.

“Sabemos que tomar la decisión de buscar una residencia geriátrica para un ser querido es un paso importante y emotivo. Por esto estamos comprometidos en proporcionar una atención integral que abarca tanto el aspecto físico como emocional de nuestros residentes. Nuestro equipo altamente capacitado de profesionales de la salud se encarga de brindar los cuidados médicos necesarios, al tiempo que fomenta la participación en actividades recreativas, sociales y terapéuticas”, señalan desde Residencia Las Acacias, expertos en el cuidado de adultos mayores. Y agregan: “Nuestra misión es convertirnos en el hogar ideal para personas mayores, ofreciendo un entorno seguro, confortable y enriquecedor donde puedan disfrutar de una vida plena y feliz”.

Es importante tomar en cuenta las instalaciones y servicios que ofrece el geriátrico, así como la calidad de atención y la comodidad de los residentes. Esta decisión, aunque desafiante, a menudo se toma con el objetivo de garantizar el bienestar y la calidad de vida del ser querido en sus años dorados.

¿Cómo facilitar el proceso de decisión?

Comprender la situación

Esta  etapa puede describirse como la “Fase de Evaluación”. En primer lugar, es necesario evaluar la condición de la persona mayor para encontrar una residencia que satisfaga sus necesidades. Aunque hay muchas residencias que se adecuan a estas necesidades, los costos varían, y se debe considerar las capacidades económicas.

Búsqueda de una Residencia

Una vez que se ha tenido en cuenta los factores mencionados anteriormente, se puede iniciar la búsqueda de residencias que se ajusten a las necesidades y circunstancias del adulto mayor, y que estén dentro del alcance económico.

Es importante no subestimar la importancia de estos factores, ya que muchas personas o familias pierden un tiempo valioso al no tenerlos en cuenta.

Preparación para la Transición

La resistencia de muchas personas mayores a mudarse a una residencia se debe a la conciencia de que este cambio puede representar un paso hacia la fase final de sus vidas, lo cual puede ser difícil de aceptar. 

También pueden sentir ansiedad por cambiar sus relaciones familiares y perder parte de su independencia. Es primordial que ellos sepan que siguen siendo valiosos para la familia y que los seguirán visitando y cuidándolos. 

Adaptación e integración

Esta debería darse en los primeros 90 días, implica conocer a los demás residentes, establecer vínculos y familiarizarse con las rutinas y reglas. 

Luego, en la etapa de integración, la persona mayor considera el lugar como su hogar. El personal realiza evaluaciones para planificar una atención personalizada según sus necesidades.

La experiencia demuestra que la mayoría de las personas mayores se ajustan sin dificultad a su nueva vida en una residencia, fortaleciendo sus lazos familiares y experimentando mejoras significativas en su calidad de vida y bienestar durante sus últimos años.

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