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Mediación de conflictos: la nueva tendencia corporativa

El conflicto es una parte inevitable del ser humano y, esto, aunque debería darse en círculos más confiables, acaba ocurriendo también en cualquier lugar de trabajo. 

Para las direcciones y compañías, si no se maneja adecuadamente, puede generar un ambiente de trabajo tóxico, una menor productividad y una alta tasa de rotación, perjudicando los resultados y, sobre todo, la motivación.

Ese es el motivo por el que muchas empresas recurren a la mediación de conflictos como una forma de resolver disputas entre trabajadores, equipos y oficinas con el objetivo de mantener un ambiente de trabajo saludable. 

¿Qué papel juegan la mediación laboral?

La mediación de conflictos es un proceso de resolución de disputas entre dos o más partes con la ayuda de un tercero neutral, conocido como mediador de conflictos. El papel del mediador es facilitar la comunicación entre las partes, identificar los problemas subyacentes y ayudarles a alcanzar una solución que pueda ser asumida como aceptable por ambos lados. 

Para este tipo de trabajo, se utilizan diversos enfoques y técnicas, como la escucha activa, el replanteamiento y la lluvia de ideas, para ayudar a las partes a encontrar puntos en común y llegar a un acuerdo. De ahí que la formación sea clave para actuar con psicología dentro del entorno laboral. 

“La necesidad de mediación de conflictos en las empresas modernas ha aumentado debido a la naturaleza compleja de las relaciones laborales y la posibilidad de que los conflictos se intensifiquen. Los mediadores de conflictos ofrecen varios beneficios, incluida la reducción de los costos legales, la mejora de la moral de los empleados y el aumento de la productividad” explican desde Promediación, empresa especializada en la formación de este nuevo perfil profesional. 

Como resultado de este tipo de actuaciones y de su utilidad entre trabajadores y empresa, ha habido una demanda creciente en sectores como la atención médica, la educación y las finanzas. 

En este sentido, puesto que los mediadores de conflictos deben mantener neutralidad e imparcialidad durante todo el proceso, evitando tomar partido o mostrar favoritismo, se puede encontrar un entorno en el que poder exponer sin problemas los frentes a solucionar y mejorar dentro de las corporaciones. 

Además, los mediadores deben equilibrar los intereses de todas las partes involucradas y garantizar que el acuerdo final sea justo y equitativo. “La clave es que los profesionales deben tener habilidades para gestionar los desequilibrios de poder, las diferencias culturales y las barreras de comunicación que puedan surgir durante el proceso de mediación” explican.

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