El grafeno es un material que fue descubierto por dos científicos rusos en la Universidad de Manchester en 2004 y recibieron el Premio Nobel de Física por ello. Es un material que “podríamos denominar bidimensional, ya que sólo tiene un átomo de grosor”, afirma Jesús de la Fuente, socio fundador de Graphenea. “Es en un 97% transparente, ultrafino, un 200% más duro que el acero y el mejor conductor térmico que se conoce”, concluye de la Fuente. Sus cualidades pueden considerarse de ciencia ficción. Las baterías que dispongan de él almacenarán más energía que las actuales, se cargarán en segundos y disfrutarán de una electrónica más veloz. Aunque el mercado del grafeno aún es pequeño, se estima que gira en torno a los 49 millones de euros a nivel global para 2015, y se estima un crecimiento anual acumulado del 60% para 2020, “ya que en la actualidad el consumo del grafeno está dirigido a la investigación y desarrollo de prototipos para nuevos productos”, asegura de la Fuente. En 2009, en colaboración con el Centro de Investigación de Nanotecnología de San Sebastián, CIC NanoGune, Jesús de la Fuente recluta personal científico, clave para el desarrollo del proyecto, y consigue la financiación necesaria