En Andalucía, el 62% de los licenciados universitarios son mujeres. A pesar de ello, las empresas se lo piensan a la hora de ascender a una mujer a un puesto de mayor responsabilidad. El fantasma de la maternidad y las posibles bajas laborales planean sobre el empresariado, que en un porcentaje superior al 80% está cubierto por hombres y todavía no cuentan con medidas de conciliación en sus empresas. Según explicaba hace unos meses la Vicepresidenta Segunda del Parlamento Andaluz y alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, “en el sur de España, las mujeres acumulan 15 puntos más de paro que en el resto del país, llegando al 33%”. En Andalucía pesa la tradición y aunque se ha avanzado mucho en materia de igualdad, queda todavía el gran escalón que significa conciliar y el reparto equitativo de tareas en el hogar para poder atender demandas laborales y familiares. Según el informe “La mujer directiva en España”, elaborado por PwC, las barreras de entrada que se encuentran las mujeres para acceder a puestos de alta dirección son cuatro: la dificultad de conciliar familia y trabajo, los patrones masculinos, los sistemas de promoción y la menor visibilidad de las mujeres. Las directivas y profesionales tendrán