Cinéfilos Opinión octubre 23, 2013 Tengo una novia adicta al cine… Pensaréis que esto no es nada grave, que hay cosas peores o que puede ser una afición que podemos compartir y que me puede aportar cosas. Eso es lo que pensaba yo cuando la conocí, pero eso es la bonita teoría. La práctica es que desde que vivo con ella, los fines de semana se han convertido en largas sesiones de cine, y cuando no vemos cine en casa vamos al cine de verdad. Eso por no hablar de cómo me tiene la habitación… empapelada de posters de películas que va renovando cada cierto tiempo. Vamos, que parece la habitación de una quinceañera, solo que en lugar de tener a Bustamante en la pared, yo tengo a Iron Man. Como la situación se está saliendo un poco de madre, he llegado a un acuerdo con ella. Lo primero es quitar todos los posters que tenemos en la casa. A cambio, le ofrezco elegir las dos mejores películas del año y colgar su póster en la pared de forma “permanente” y que en lugar de ser un burdo póster, sea una foto en lienzo. Así, los carteles tienen un nivel y hasta quedan bonitos y elegantes.