La mayoría de personas ha sufrido alguna vez una pequeña avería en alguno de los incontables aparatos eléctricos y electrónicos que, por suerte, hoy existen en casi todos los hogares y que, supuestamente, han venido para hacer la vida más fácil a las personas. Tener una nevera o frigorífico en casa permite mantener los alimentos en buen estado durante más tiempo, una lavadora facilita enormemente el hacer la colada, un televisor mantiene a buena parte de la población entretenida, usando vitrocerámicas y hornos se consiguen exquisitos manjares, y que decir de los lavavajillas, eso si que es ayuda cuando los invitados parecen haberse multiplicado en los hogares. Pero, ¿qué pasa cuando cualquiera de ellos se estropea? Los electrodomésticos, así como tantos otros aparatos eléctricos y electrónicos que hoy abundan en cualquier hogar, con frecuencia se estropean tras haber sobrepasado el tiempo de garantía que ofrece el fabricante, algo que ya no causa novedad pues, por desgracia, la obsolescencia programada es algo que todas las personas se han visto obligadas a soportar en algún momento de sus vidas. Los hoy abuelos ya no se extrañan de que un electrodoméstico prácticamente nuevo falle, pese a que los más antiguos que poseen cuentan con lustros, en algunos