Bebidas carbonatadas, cuestión vital

El abuso de bebidas carbonatadas se ha incrementado en nuestra sociedad hasta límites peligrosos, los expertos aseguran que éste tipo de bebidas no solo son perjudiciales para la salud, si no que entre su público más directo, niños y jóvenes en etapas de crecimiento, pueden tener repercusiones extremadamente graves en su desarrollo.

Bebidas carbonatadas llenas de azúcares

La ingesta prolongada y reiterada de bebidas carbonatadas o excesivamente azucaradas  supone ya un riesgo real para la salud y el desarrollo de la sociedad española. Los jóvenes, cada vez más inclinados al consumo de éste tipo de bebidas se exponen a graves problemas de salud y por supuesto a problemas de desarrollo físico y mental de muy hondo calado.

La ingesta de azúcar en grandes cantidades, además de haberse demostrado como más adictiva que la cocaína, trae consigo repercusiones en la salud a corto y largo plazo muy destructivas. Más allá de los problemas dentales que trae consigo el consumo de azúcares y bebidas carbonatadas, está cada vez más relacionado el consumo de éste tipo de bebidas con problemas de tipo renal. El cuerpo es incapaz de diluir tantísima cantidad de azúcar y experimenta fallos renales e incluso hepáticos que pueden desenmascararse como muy graves en el corto plazo.

Bebidas carbonatadas cada vez más habituales

El consumo de bebidas carbonatadas ha aumentado en España (y sigue haciéndolo) del orden de un 12% anual, y las previsiones no son demasiado halagüeñas. Éstas bebidas conforman la base de una dieta insana y poco saludable que puede degenerar en importantes tasas de diabetes en nuestro país.

La publicidad de éste tipo de bebidas hacen que su consumo sea imparable, además, su implantación en la dieta de los más pequeños, incluso sustituyendo a otras bebidas de facto más saludables (aunque tampoco sean la panacea dada su gran cantidad de azúcar añadido) como los zumos o los batidos industriales.

Ya se ha convertido en habitual ver como padres y madres incluyen en la merienda de los niños una bebida de cola u otro tipo de refresco en vez de acompañar la comida con un zumo natural o simplemente con agua. He aquí otro problema. La enorme diferencia entre la ingesta de refrescos complementa a la baja cantidad de agua que beben los jóvenes españoles, que ya hay estudios que afirman que está por debajo del litro diario. Esto trae consigo el problema renal casi de la mano, ya que los riñones necesitan de agua para poder depurar los sacos de azúcar que están bebiendo nuestros hijos.

En definitiva, la supresión o el control del uso de éstas bebidas supone ahora mismo un reto vital en nuestra sociedad, ya que de no hacerlo estamos abocando a toda una generación a la diabetes, si no a algo peor.

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