Estas aqui
Home > Empresas > Del laboratorio al mercado: egresados de la UNAM crean un innovador material de bajo coste para reparaciones óseas

Del laboratorio al mercado: egresados de la UNAM crean un innovador material de bajo coste para reparaciones óseas

Un equipo de universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México ha creado y mejorado un material a base de resina biológica, pensado para prótesis óseas en humanos y animales. Se trata de un material moldeable, no tóxico ni mutagénico, de bajo costo y durabilidad permanente, que se encuentra actualmente en proceso de patente.

Luis Delgado Guerrero y Karina Ramírez Luna, egresados de la Facultad de Química de la UNAM, han creado la empresa ‘Epóxicos para la Salud’, incubada en Innova-UNAM, con el fin de trasladar al ámbito comercial los resultados de esta investigación. Cuentan ya con dos marcas con registro del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial: Masi-epoxi®, para uso en humanos y Zoo-prox®, para uso veterinario.

El desarrollo de este producto se remonta a una primera formulación realizada por Luis Delgado Reyes, profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM, neurocirujano universitario del Hospital Juárez y padre de Luis Delgado Guerrero. Buscaba en su momento una alternativa dirigida a pacientes de escasos recursos, dado el alto coste de, por ejempo una prótesis de titanio en reparaciones craneales. Comenzó a desarrollar el producto en los años 90, hasta que llegó a una formulación adecuada que permitía sustituir la porción ósea perdida. Se probó con fines de investigación, aunque no llegó a fase comercial. 

Ahora, estos dos químicos han trabajado en la mejora de la primera formulación hasta llegar a los productos que actualmente están en vías de comercialización por Epóxicos para la Salud. “Nos dimos cuenta que los mercados son distintos y necesitábamos hacer ajustes para que fuera útil en medicina humana, medicina veterinaria y odontología”, explica Delgado Guerrero.

Material adaptable en cada utilización 
El producto consiste en dos pastas, cada una conformada por una porción de la resina epóxica y su correspondiente activador, para obtener una reacción de polimerización. Por separado tienen una consistencia suave, pero si se mezclan, en un espacio de entre 2 y 24 horas alcanzan la dureza final y ya no se deforman. Las presentaciones del material varían en función de su aplicación, pero en todos los casos el médico es el encargado de darle la forma que se necesite, ya sea para unir un hueso roto que ha sido tratado con un clavo intramedular o resanar el caparazón roto de una tortuga, explica Delgado.

El material tiene un alto contenido de calcio que favorece la unión con el tejido óseo; “hay un reconocimiento, una formación de entramado que hace que se unan de forma permanente. Para retirar la prótesis se tendría que fracturar, como si fuera el cráneo mismo”, aclara Ramírez Luna. Por ahora, los universitarios continúan sus trabajos para ampliar su nicho de mercado y se proponen realizar piezas prefabricadas para sustituir huesos completos, pero eso “será en una etapa más avanzada”, explican.

En la imagen, Karina Ramírez Luna y Luis Delgado Guerrero, mostrando una aplicación de sus investigaciones (Foto: UNAM)

Powered by WPeMatico

Top