La ganadería ovina sigue siendo un pilar fundamental de muchas economías y sectores productivos. Los productos que se obtienen de esta actividad, como la carne, la leche y la lana, tienen un impacto significativo en el bienestar de las personas y el desarrollo económico de diversas regiones. 

El sector ha crecido significativamente debido a la demanda constante de opciones de calidad que pueden ser aprovechadas de diferentes maneras. La cría de ovejas se lleva a cabo en diversas regiones, donde la adaptación de las razas de animales es esencial para garantizar una producción eficiente y sostenible.

En cuanto a la producción ovina, es importante destacar que los derivados son diversos. Uno de los más conocidos es la carne de cordero, que es apreciada por su sabor y textura suave. Este tipo de carne es muy consumida en varias partes del mundo, especialmente en la dieta mediterránea y en otros lugares de Europa, Asia y América Latina. Además, la carne de cordero es una excelente fuente de proteínas, hierro y vitaminas del complejo B, lo que la convierte en una opción saludable para aquellos que buscan variar su alimentación con carnes rojas de alta calidad.

Otro de los más valorados es la leche de oveja. Aunque no es tan común como la leche de vaca, la leche de oveja es utilizada para producir una variedad de quesos de alta calidad, como el queso manchego, el queso pecorino o el roquefort. Estos quesos tienen un sabor distintivo y son muy apreciados en la gastronomía mundial. Además, la leche de oveja es rica en nutrientes, lo que la hace ideal para la elaboración de lácteos gourmet. En algunas regiones, también se utiliza la leche de oveja para la fabricación de yogur y otros comestibles.

El otro gran producto es la lana, que es utilizada en la industria textil. La lana de oveja es conocida por sus propiedades aislantes y de regulación térmica, lo que la convierte en el material perfecto para la fabricación de prendas de ropa como suéteres, bufandas y abrigos, especialmente en climas fríos. Además, la lana se utiliza para fabricar alfombras y otros textiles de calidad. A lo largo de los años, la lana ha sido una de las mercancías más rentables, con un mercado que sigue demandando este recurso debido a sus propiedades naturales y ecológicas.

Este tipo de ganadería no solo genera artículos de consumo directo, sino que también tiene un impacto significativo en la economía rural. A través de la cría de ovejas, se fomentan diversas actividades económicas que van más allá de la producción de carne y leche. La venta de lana, los subproductos derivados de la producción de carne y la participación en el mercado de lácteos gourmet abren nuevas oportunidades de negocio. Esto, a su vez, genera empleos en las áreas rurales y contribuye al desarrollo de comunidades que dependen de la ganadería como fuente principal de ingresos.

“En la producción de ganado, se aplican las últimas técnicas y tecnologías en la producción para garantizar que la ganadería esté siempre un paso adelante”, comentan en Ovino TG.

Los derivados tienen una relevancia creciente en mercados internacionales, debido al interés por consumir productos de origen natural y de alta calidad. La carne de cordero, la leche de oveja y la lana son solo algunos ejemplos de cómo puede ser un motor económico tanto a nivel local como global. Además, la creciente preocupación por la sostenibilidad y la producción responsable está impulsando al sector a adoptar prácticas más ecológicas y respetuosas con el medio ambiente. Esto ha generado un interés renovado, especialmente en lo que respecta a su capacidad para ofrecer alimentos que no sólo son nutritivos, sino también respetuosos con los ecosistemas.