En un sector dominado por gigantes con capacidad para poner en el mercado cada año un millón de toneladas de sal, la mayor parte para usos industriales, Infosa, la única empresa catalana productora de sal marina, con una cosecha en 2013 de 85.000 toneladas, ha apostado por marcar la diferencia en el exterior.

En los últimos cinco años, Infosa ha pasado de exportar el 40% de su sal marina a una cantidad que ronda el 70%. El producto que mejor simboliza su apuesta, Flor del Delta, una sal pura y natural de recolección artesanal, ha aportado un volumen de negocio de un millón de euros. Se trata de una pequeña parte del total del negocio de la compañía, que a lo largo del ejercicio prevé facturar diez millones. La línea dirigida al mercado gourmet sigue creciendo. Este año se recolectarán 31 toneladas de la flor de sal, que quiere ganar clientes en Asia y Emiratos Árabes Unidos. Al mismo tiempo, la empresa ‘rastrea’ nuevos mercados y ha empezado a vender en Japón. 

La exportación, una aventura que para Infosa empezó a principios de los años 90, se ha convertido en la clave del éxito. También para Delta Sal, la marca con la que la compañía comercializa su sal marina en el competitivo mercado alimentario mundial. En Estados Unidos, donde se vendieron el año pasado dos millones de saleros de Delta Sal, y en enclaves europeos como Alemania o Países Bajos, sin salinas marinas, se aprecia más una sal de origen natural y no químico, más rica en minerales.

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