Después del período vacacional, la vuelta a las obligaciones laborales, los horarios rígidos y el cambio en el estilo de vida resultan en una situación estresante. En ese momento, vivimos un periodo de adaptación que supone una serie de cambios a nivel físico y emocional. Tenemos que retomar el ritmo y la actividad, y lo cierto es que el rendimiento y la motivación de los primeros días suele ser bajo. Cansancio,  desmotivación, irritabilidad e incluso ansiedad o compulsiones alimentarias son algunos de los síntomas del estrés postvacacional, una de las alteraciones más comunes cuando acaban las vacaciones de verano. Según explican los expertos de YSONUT, el laboratorio especialista en Nutrición-Salud, aunque en la mayoría de casos este estado desaparece al cabo de tres o cuatro días de rutina, a veces es necesario tener en cuenta otros factores porque puede alargarse en el tiempo. La alteración de nuestra alimentación durante las vacaciones suele crear desequilibrios en los neuromediadores que regulan el comportamiento yla saciedad. Lafalta de horarios, la calidad y la cantidad de los alimentos (comidas pesadas, ricas en grasas y pobres en fibra), el alcohol y los azúcares refinados… son muchos de los factores que alteran nuestros hábitos saludables del día a