A finales del mes pasado, el alcalde Jaume Collboni anunció la intención del consistorio de eliminar todas las viviendas turísticas en la ciudad para el año 2029. Según las nuevas directrices, las 10.101 licencias actuales se revocarán en noviembre de 2028, y se transformarán dichos inmuebles en viviendas residenciales a partir de enero de 2029. Esta medida ha suscitado diversas reacciones entre propietarios y expertos del sector inmobiliario. De hecho, la ofensiva por parte de los propietarios de pisos turísticos en Barcelona no se ha hecho esperar y, esta semana, la patronal Apartur ha informado que interpondrá próximamente una reclamación ante la Unión Europea (UE) por la posible vulneración de la directiva Bolkestein. ¿Qué consecuencias tiene esta medida para el sector?   Xavier Aránega, socio de la inmobiliaria Revel,  afirma que “la eliminación de los pisos turísticos podría tener varios efectos significativos en el mercado inmobiliario de Barcelona. Entre ellos, se espera un aumento de la oferta de viviendas residenciales, lo cual podría contribuir a la estabilización o incluso a la reducción de los precios de alquiler en la ciudad”. Esta medida, sin embargo, también podría tener consecuencias económicas adversas en zonas que dependen en gran medida del turismo.   Impacto en los precios de alquiler residencial Aránega considera