La adicción al trabajo es una enfermedad reconocida desde hace solo unas décadas, pero que según diferentes estudios podría afectar a entre un 8 y un 12 % de la población española. Es, además, difícil de diagnosticar porque los afectados no suelen reconocerlo -mucho menos pedir ayuda- y porque los perfiles son muy amplios. Los datos apuntan a que afecta en mayor medida a personas que desarrollan profesiones liberales, jóvenes y mujeres. 

En un entorno en el que tener empleo es enormemente valioso, el adicto se convierte en esclavo del trabajo, sacrificando otros muchos aspectos de su vida: descanso, ocio, familia… Y todo ello, con el tiempo y como cualquier otra adicción, deriva en problemas de salud y psicológicos que pueden ir desde episodios de ansiedad a problemas cardiovasculares. 

Y no solo eso, sino que lo que en principio podría ser ‘solo’ una adicción al trabajo puede desembocar en una poliadicción. ¿Cuándo ocurre? Cuando la persona empieza a necesitar y a consumir sustancias psicotrópicas para sobrellevar el estrés o aumentar su rendimiento laboral.

La aceptación y un diagnóstico adecuado son esenciales para salir del círculo vicioso en el que el adicto se sumerge. Hoy en día existen terapias y tratamientos efectivos, y un paso tan sencillo como asesorarse en una clínica desintoxicación cataluña ayuda a romper ese círculo.

¿Cómo se manifiesta la adicción al trabajo?

Antes de profundizar en cómo dejar una adicción tan compleja como esta es importante conocer los síntomas, que son muy diversos:

• Dedicar más horas de las requeridas al trabajo, pérdida de control de los horarios laborales y competitividad excesiva. Apenas hay diferencia entre el lugar de trabajo y el hogar.
• Autoestima basada solo en los logros conseguidos en el ámbito laboral.
• Miedo, tensión y angustia por el trabajo que generan estrés
• Incapacidad de delegar tareas en subordinados.
• Dificultades para relajarse fuera del trabajo y reducción al mínimo de los periodos de descanso o para compartir con familia y amigos.
• Falta de satisfacción en la realización de actividades de tiempo libre.
• Ansiedad, falta de comunicación

¿Por qué se llega a una adicción al trabajo? Los motivos o factores de riesgo también pueden ser muy diferentes, desde la necesidad de liberar adrenalina de manera constante a problemas económicos o familiares, la competitividad creciente en el ámbito laboral, el temor a perder el empleo, la ambición desmedida o incluso una mala organización en el trabajo.

Se puede tratar

Aunque sea una adicción que se reconoce como tal desde hace solo unas décadas, existen técnicas, tratamientos y terapias, tanto para prevenir como para actuar cuando el problema ya se ha manifestado. 

Por una parte, se trabaja en el control del estrés y de mejora de las competencias emocionales y habilidades sociales. Ante los primeros síntomas y con las herramientas adecuadas, la persona adquiere recursos y fortalezas que le van a permitir dominar mejor la presión a la que se siente sometida y adecuar el ritmo de trabajo a niveles aceptables.

Por otro, se ofrece apoyo psicológico y terapia (normalmente cognitivo-conductual) destinados a que el adicto reconozca y afronte sus problemas e inseguridades. Solo desde la base de la autoestima y la confianza en uno mismo es posible enfrentarse e la adicción y alcanzar una vida más plena en la que el trabajo ocupe solo el lugar que le corresponde.

Pero, además del acompañamiento terapéutico del adicto al trabajo, a veces también hay que trabajar en dos ámbitos esenciales: la propia empresa y la familia. En ocasiones solo de este modo se consigue una atención integral que permita a la persona enfrentarse con éxito a su adicción. 

Trabajar es importante y disfrutar con ello es algo que no todo el mundo consigue. Pero cuando el trabajo se convierte algo obsesivo hay que ser consciente de que se trata de una adicción, sin sustancia, pero adicción. Y como tal hay que tratarla antes de que tenga consecuencias irremediables.