AleaSoft: Alemania: líder en la implantación de energías renovables Industria febrero 27, 2019 Alemania y Francia son los principales mercados de electricidad del centro de Europa. Ambos son grandes productores de electricidad que exportan a todos los países de su alrededor, y con ello, marcan habitualmente los precios más bajos entre los mercados del centro-oeste del continente. Pero Alemania y Francia tienen un mix de generación muy distinto. Mientras Francia produce tres cuartas partes de su electricidad a partir de la energía nuclear, Alemania cubre su producción en gran parte con carbón. La dependencia del carbón ha sido una de las razones que ha hecho que Alemania haya se haya postulado como un referente en la revolución de las energías renovables, aunque, de momento, lo ha conseguido con éxito muy relativo, y con un coste bastante alto. El mercado mayorista alemán ha sido el de precio más bajo durante los últimos años, con la única excepción del mercado Nord Pool de los países nórdicos. En los dos últimos años, entre 2016 y 2018, el precio del mercado alemán de electricidad EPEX SPOT ha crecido un 53% hasta los 44,47 €/MWh de promedio durante 2018. Según AleaSoft, la generación con carbón, que es la que marca la mayor parte de los precios marginales del mercado alemán, expone el precio del mercado a las subidas de los precios del carbón y sobre todo de los derechos de emisiones de CO2. Entre 2017 y 2018, el precio medio de los derechos de emisiones de CO2 EUA se ha triplicado con un incremento del 171%. Por su lado, el precio del carbón API 2 ha crecido un 10%. La evolución del precio del carbón ha sido paralela a la del precio del petróleo y de otros combustibles como el gas. El precio del barril de petróleo Brent del Mar del Norte ha aumentado un 32% entre 2017 y 2018, la misma subida que ha experimentado el gas TTF europeo. Alemania es un gran exportador de electricidad. El hecho de tener el precio de mercado más bajo del centro del continente lo convierte en el país ideal del que importar electricidad. Durante 2018, el balance de intercambios internacionales de electricidad con los mercados vecinos fue mayoritariamente exportador por parte de Alemania, con las dos únicas excepciones de Francia, otro gran exportador de electricidad, y Suecia, que, como país nórdico, tuvo un precio de mercado menor. En global, Alemania importó 20 302 GWh de los mercados conectados durante 2018, mientras que exportó 69 976 GWh, lo que supuso un balance exportador de 49 673 GWh. Lo paradójico del caso alemán es que, aun teniendo un mercado mayorista con un precio muy bajo comparado con el resto de mercados europeos, el país tiene la segunda factura de electricidad más cara de la Unión Europea, según Eurostat. La clave está en la transición energética alemana, la Energiewende, que tiene el objetivo final de generar toda la energía a partir de fuentes de origen renovable, incrementar la eficiencia energética y disminuir sus emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. Para ello, el gobierno alemán ha planificado el cierre de todas las centrales nucleares, las últimas cerrarán en 2022. Y el cierre de todas las centrales de carbón antes de 2038 a más tardar, según las recomendaciones de una comisión de expertos consultados por el gobierno. Este plan de transición energética tiene un coste elevado que repercute directamente en el precio de la factura final de electricidad. Los costes incluyen tanto las ayudas a las energías renovables como los planes de desmantelamiento de las centrales nucleares y las ayudas a las regiones afectadas por el cierre de las centrales térmicas y minas de carbón. El mix de generación de electricidad en Alemania ha estado dominado en los últimos años por la producción con carbón. Si bien ha disminuido en los últimos años. De ser prácticamente la mitad del mix en 2005, el carbón pasó a tener una cuota del 38% en 2018. La producción nuclear ha ido disminuyendo a medida que se van cerrando las centrales, en 2018 la nuclear generó 71 809 GWh, lo que representó un 14% del total de la producción nacional. La producción de electricidad a partir de energías renovables supuso el 39% de toda la electricidad producida en 2018 y tuvo un aumento de 2,4 puntos porcentuales respecto a 2017, pero aún se encuentra muy lejos del objetivo del 65% para 2030. Entre las energías renovables destaca la eólica, que por sí sola representó el 21% de toda la producción de electricidad. Por detrás se encuentran la solar fotovoltaica, con el 7,8%, y la biomasa, con el 7,6%. La demanda de electricidad en 2018 creció un 3,1% y fue el cuarto año consecutivo de incremento desde que en 2014 la demanda tocara fondo después de un descenso continuado desde 2010. En 2019, la potencia renovable ya es más de la mitad del parque productor alemán con el 56% de la potencia total instalada. La tecnología más presente es la eólica con 59 GW que supone el 27% de la potencia total del país. La eólica también es la tecnología con un mayor crecimiento en los últimos años pasando del 20% en 2015 al 27% actual. La potencia solar fotovoltaica instalada actualmente asciende a 43 GW, el 20% de la potencia nacional. Si bien la potencia fotovoltaica ha crecido un 16% en los últimos cinco años, su cuota en el parque de generación se ha quedado estancada justo por debajo del 20%. El parque térmico de carbón con 46 GW supone el 21% de la potencia total de Alemania, y se ha mantenido estable en los últimos años. De momento el apagón nuclear alemán sigue lo planificado, y el hueco que han dejado las centrales nucleares en el mix de producción ha sido llenado con producción renovable, pero también con carbón. El carbón está siendo el respaldo térmico, más que el gas, cuando la intermitencia de la eólica y la solar provocan que la producción renovable caiga y deje un hueco térmico muy grande dado el volumen de demanda nacional de electricdad, tal y como se aprecia en el gráfico. Esto ha hecho que Alemania no haya sido capaz de hacer disminuir sus niveles de emisiones de CO2 tal y como se pretendía, y se augura difícil cumplir los objetivos de reducciones para 2030. Otro aspecto importante de la transición energética alemana es el incremento de la eficiencia energética y la reducción de la demanda de electricidad. Alemania se ha convertido en los últimos años en el paraíso europeo del autoconsumo. En 2018 se superó la cifra de 100 000 instalaciones de autoconsumo con baterías, gracias en gran parte a las ayudas públicas para estas instalaciones, otro gasto más que ha ayudado a engordar la factura de la luz para todos los consumidores. Y este coste es uno de los que el gobierno tiene pensado de recortar, lo que sin duda frenará la expansión del autoconsumo, repercutirá en una menor disminución de las emisiones de CO2 y, al final, pondrá más difícil alcanzar los objetivos medioambientales para 2030. Alemania ha sido el gran referente europeo en la transición energética y la adopción de las energías renovables. Y seguramente lo continuará siendo, pero un cambio de esa envergadura no es sencillo, y en un campo donde las decisiones a veces se toman teniendo en cuenta más variables políticas que no técnicas, la realidad presenta batalla. El apagón nuclear está tensionando al mercado eléctrico alemán que ahora mismo solamente puede sustituir esa producción con las centrales térmicas de carbón. Si la capacidad renovable no aumenta lo suficientemente rápido en los próximos años mientras disminuye la capacidad térmica de carbón, el precio del mercado eléctrico puede sufrir importantes subidas, según AleaSoft. Para más información, es posible dirigirse al siguiente enlace: https://aleasoft.com/es/panorama-mercados-electricos-europeos-alemania/ Compartir en Facebook Compartir Compartir en TwitterTweet Compartir en Pinterest Compartir Compartir en Linkedin Compartir Compartir en Digg Compartir