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¿Parece que sigues embarazada de 5 meses tras el parto? Posiblemente tengas diastasis abdominal

 

  • Se trata de una lesión producida por la separación de los músculos rectos del abdomen, la extensión de línea alba y el debilitamiento del tejido conectivo

  • La diástasis debe ser cuantificada y diagnosticada vía ecográfica y tratada por un equipo multidisciplinar que entrene el abdomen para conseguir su funcionalidad

  • Entre sus síntomas más comunes: disfunciones en el suelo pélvico, dolor lumbopélvico, dolor abdominal, inflamación abdominal y malas digestiones

 

A diario la mujeres que han sido madre hablan y sienten que su vientre se ha quedado “descolgado”, que parece que siguen embarazadas de 5 meses, que les sale un bulto en el abdomen cada vez que se incorporan del sofá o la cama, que su ombligo se ha quedado hacia fuera… todos esto son signos que pueden confirmar la presencia de diástasis.

¿Qué es la diástasis?

La diástasis es una lesión que se produce cuando los músculos rectos del abdomen se separan, se distiende la línea alba que los une y afecta al tejido conectivo formado por colágeno. Se trata de una lesión de la línea alba que une a nuestros músculos, no de una lesión muscular.

Durante la gestación, cuando dentro del abdomen crece el útero, la línea central del abdomen se extiende permitiendo el crecimiento del bebé y, en algunos casos, superándose el límite de tensión que puede soportar, igual que ocurre con los músculos.

Una diástasis debe ser cuantificada y diagnosticada vía ecografía y con test específicos realizados por fisioterapeutas especialistas en suelo pélvico.

 

“Nuestra  pared abdominal, de la que forman parte los rectos abdominales, oblicuos y transverso, es el núcleo central de nuestro movimiento. Su función es mantenernos erguidos en contra de la gravedad, transmitir fuerza de brazos y piernas, mantenernos estabilizados en el espacio y gestionar las presiones que ocurren dentro del abdomen. Todos los componentes de esta faja abdominal deben funcionar de manera óptima (músculos, tendones, fascia, huesos, nervios, suministro de sangre, piel …) para que pueda realizar bien todas sus funciones. Nuestro core transfiere la carga creada por el movimiento y proporcionar una base sólida para todos nuestros movimientos”, afirma Rafael Vicetto, fisioterapeuta especializado en ureginecología y creador del  tratamiento StopDiastasis.com, pionero en España en la recuperación del abdomen tras el parto.

“Tener una diástasis significa que ante cualquier movimiento o esfuerzo con el abdomen se produce una fuga de energía en la pared abdominal (ese bulto o abombamiento abdominal). Esto conlleva que la capacidad para soportar la presión, la carga de movimiento y la fuerza no será óptima. Influye de forma directa en todo el contenido visceral y puede dar problemas en el suelo pélvico, zona lumbar y digestiones que está íntimamente relacionado”, explica Vicetto.

¿Qué ocurre si tengo diástasis?

Esto va a depender mucho del tipo de diástasis que tengas, ya que existen diferentes tipos: las hay muy anchas, pero poco profundas; muy profundas y con mucho daño de la piel que deberán de valorarse de forma personalizada; por encima del ombligo, otras por debajo… En definitiva, depende de por dónde y cuánto se haya lesionado el tejido conectivo, la diástasis puede generar un tipo de síntomas u otros.

Generalizando, hay algunos síntomas que son muy comunes a todos los tipos de diástasis:

  • Disfunciones en el suelo pélvico. “Ante la presencia de diástasis sabemos que la presión abdominal no se gestionará bien y que la postura corporal estará alterada. Todo ello lesiona al suelo pélvico. Si la faja abdominal no sujeta bien, la lordosis lumbar aumenta, haciendo que el suelo pélvico pierda así su tensión óptima para trabajar. Además, si las presiones que hacemos a nivel abdominal (tos, risa, etc.) no están bien gestionadas, caerán directamente sobre las vísceras de la pelvis y el suelo pélvico, pudiendo así producirse incontinencias ante esfuerzos e incluso prolapsos viscerales”, asevera el creador de StopDiastasis.com.
  • Dolor lumbopélvico. A parte de la pared abdominal tenemos a toda la musculatura posterior de la espalda y zona lumbar, el diafragma y el suelo pélvico. Si estos músculos no funcionan en armonía y de manera sinérgica, la posición del cuerpo y la postura se alterarán. Estos cambios mecánicos pueden producir dolor a nivel lumbar y pélvico, sobretodo en posiciones de carga y ante esfuerzos.
  • Inflamación abdominal y malas digestiones. Debido a la distensión de los tejidos abdominales, el paquete visceral abdominal puede alterar su posición en el espacio y su función, causando un exceso de abombamiento abdominal tras las ingestas de alimentos.
  • Dolor abdominal. La diástasis puede generar dolor local y muchas veces se asocia a hernias abdominales que deberán de ser abordadas por cirujanos especialistas.

¿Qué hago si tengo diástasis?

Tener una diástasis no es una contraindicación para entrenar, sino todo lo contrario. Ahora bien, debes ponerte siempre en manos de especialistas en ese sentido Fisioterapia Vicetto es un referente en este área. “En Fisioterapia Vicetto estamos especializados en este campo y hemos diseñado un programa específico ya que en nuestro día a día tanto el teléfono de nuestra clínica como vía email recibimos decenas de preguntas, dudas y consultas sobre diástasis”, aseguran desde el centro.

Como toda lesión del sistema musculo esquelético, la diástasis debe ser tratada y luego entrenada con ejercicio terapéutico. En las primeras fases, tras su diagnóstico y valoración (por fisioterapeutas especialistas en suelo pélvico), en muchos casos será necesario recibir terapia de fisioterapia. Al tratarse de una lesión de tejido conectivo y no de tejido muscular, se deben usar técnicas enfocadas a la recuperación de este tejido, como por ejemplo la hipertermia INDIBA y dietas personalizadas enfocadas al tratamiento de la flora digestiva. El entrenamiento y la fisioterapia por si solas no serán efectivas si no hay una buena calidad del tejido. Por ello, es necesario tratar cada caso de forma personalizada.

“Unos tejidos de mala calidad harán que la recuperación de la diástasis abdominal sea más lenta. Ejemplos de tejidos que puede tener peor calidad son: malos hábitos de vida y alimentación, tabaquismo, alteraciones de la tiroides, haber pasado por quimio o radioterapia, haber sido usuaria de métodos anticonceptivos hormonales durante más de 10 años, procesos y tratamientos de fertilidad”, expone Rafael Vicetto.

Una vez se haya valorado la calidad de los tejidos, se debe empezar a entrenar la diástasis. En primer lugar, se debe hacer una mejora de la función y de la masa muscular de la faja abdominal más profunda, reeducando a la persona a utilizar su musculatura profunda en actividades de la vida cotidiana, explicar los movimientos que lesionan y empeoran la diástasis. “Un ejemplo claro son los temidos abdominales en Fisioterapia Vicetto los llamamos ABOMINABLES ya que empeoran mucho y agravan la diástasis”, cercioran.

Poco a poco, se debe trabajar la musculatura más superficial del abdomen, con ejercicios más analíticos de oblicuos y rectos de abdomen, y la musculatura encargada de mantenimiento de una postura óptima. Además, usan una faja especial y patentada en el tratamiento STOPDIASTASIS que se usará durante 12 semanas con indicaciones pautadas por el fisioterapeuta.

“Tener una diástasis muy ancha no significa que sea peor ni que los músculos estén más debilitados, pero deberán de valorarse siempre ecográficamente y ver cómo actúa el abdomen frente a los esfuerzos incluso ver cómo reacciona la línea alba, muchas veces tiende a no tener capacidad de contracción y deberá reeducarse”, comenta Vicetto.

Por todo ello, es recomendable, sobretodo en casos de diástasis, ponerse en manos de un equipo multidisciplinar donde entrenes el abdomen para conseguir funcionalidad, cuidar la alimentación y en los casos más grave prepararse para una posible cirugía ya que la recuperación será fundamental.

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