El turismo fue el primer sector golpeado en el inicio del conflicto sirio, en el año 2011, y dos años después, es una de las industrias más afectadas del país. De acuerdo con un informe del Ministerio de Turismo, en la actualidad están suspendidos 317 nuevos proyectos por valor de 90.000 millones de libras sirias (589 millones de euros, aproximadamente).

El organismo ha señalado recientemente qué tan sólo tres inversores han mostrado interés en los últimos meses en desarrollar diferentes iniciativas turísticas en Damasco y Tartús –localidad costera que cuenta con el segundo puerto del país, después de Latakia-.

El proyecto de mayor envergadura de los tres es un complejo hotelero de cinco estrellas en el barrio damasceno de Salhieh, valorado en más de 75 millones de euros. Las otras dos acciones incluyen la rehabilitación de antiguos edificios del distrito de Shaghour, en la capital, y en las afueras de Tartús.

Según las fuentes del Ministerio, el único proyecto viable antes del fin del conflicto será el de Tartús, puesto que dicho municipio es una de las pocas zonas seguras del país, destino de la afluencia de refugiados procedentes de otras partes del territorio nacional.

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