La piratería cultural supone perdidas millonarias en derechos de autor cada año. Se trata de un problema que afecta tanto al cine, a la música y a los libros, pero en el caso de estos últimos y su constante descenso de ventas, la situación empeora cuando los lectores tienen más difícil compartir y descargar su contenido de manera legal a través de Internet.
Según explica Fernando Fominaya, director de Mylibreto, si como ocurre en la actualidad, un libro ya sea en papel o electrónico no está adaptado a Internet y, por ello, no puede ser compartido en redes sociales o recomendado en webs, si no es a través de menciones por lo que el público solo tiene acceso a una mínima información sobre él, es muy sencillo crear y posicionar, en buscadores como Google, páginas para descargas ilegales de libros y es mas fácil todavía que los lectores las encuentren.
Como ejemplo afirma que “no es raro que al mirar un título en un buscador, los primeros resultados sean enlaces de descargas piratas, que ofrecen la posibilidad de hacerse ilegalmente con la obra, muchas veces de webs que ni siquiera están en el país, pero aún así aparecen. Esto se debe principalmente al mal posicionamiento que los originales tienen en Internet y a que los libros electrónicos, son archivos protegidos cuya información o tema nunca podrá ser sugerido en una búsqueda”.

De esta realidad se recogen después datos como los aportados por el servicio de lucha contra la piratería digital del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro) que recientemente alertaba del retiro, el pasado año, de un total de 3.482 enlaces a copias piratas de libros, cifra muy por encima de los más de 2.000 en 2015.
Por ello se hace necesaria la adaptación de los libros al entorno digital y tanto las editoriales, como los autores deben ser conscientes de que la presencia en los medios digitales hay que ir construyéndola, incluso desde antes de publicar el libro.
Escritores y editores deben trabajar desde el primer día para crear contenidos en torno al libro: artículos en prensa, en blogs literarios y temáticos, presencia en redes sociales, un portal de la editorial optimizado para buscadores, un blog de autor y el uso de una plataforma para el posicionamiento de libros, dificultarán la aparición de vínculos de descarga ilegales en los lugares destacados de Internet.
Adaptar el libro a Internet, es la única manera de cerrar el camino a los piratas y, de paso, competir por la atención del lector con otros formatos digitales, mejor adaptados, como vídeos, series, blogs o juegos.